Desde Ginzo de Limia a Villar de Barrio, es poco camino, pero, si se quiere, puede durar un día. Abajo se ve la laguna Antela, que ahora andan para desecar; esta fue la obsesión de los economistas del siglo XVIII, y ahora parece que le llegó la vez. Espesuras de juncos y espadañas ocultan parte de ella en el verano. En el invierno, la habitan aves acuáticas que vienen hasta del más lejano Norte, incluso el cisne boreal, que anidaba en el templo del Apolo Hiperbóreo e incluso vio volar una garza real y un poco más allá, donde está el abandonado convento franciscano de Trandeiras, uno de sus frailes dio noticia de los temibles cínifes que pululaban por la laguna, amenazando con su zumbido, y que no son otros que los ejércitos encantados del Rey Arturo. Vicente Risco: (Libro de las horas) Orense, 1961.
La laguna de Antela fue uno de los humedales más grandes de la Península Ibérica. Estaba situada en la Comarca da Limia (Ourense). Tocaba los municipios de Xinzo, Sandiás, Vilar de Barrio, y Xunqueira de Ambía. Tenía 7 km. de largo, 6 de ancho y una profundidad media 0,60 metros, aunque en algunas pozas llegaba incluso a los 3 metros. Tenía la belleza de un lago y aparecía subdivida en lagunas, charcos y juncares. Su valor ecológico era enorme ya que estaba habitado por patos y otras aves acuáticas, ranas y sanguijuelas, contaba además con una variada vegetación acuática.
En Antela existía una gran variedad de hábitats acuáticos permanentes o estacionales, aguas con vegetación flotante (nenúfares), grandes masas de plantas acuáticas emergentes (juncos, carrizos, castañuelas, espadañas). Vegas pobladas de alisos; abedules, fresnos, chopos, sauces, olmos; orillas limosas y bancos de arena. Estaba rodeada por un paisaje agrario formado de tierras cultivadas y
pastizales con arboledas de castaños, avellanos, sanguiños y robles.
Dejad que os cuente que Antela no solo era un espacio geográfico, era el epicentro del mil leyendas que tienen su origen en la noche de los tiempos. Porque la antigua laguna era un extraño territorio en el que los menhires competían con las torres medievales. Las campanas de la mítica ciudad de Antioquia, inundada por su idolatría, suenan bajo las aguas cada noche de San Juan, pidiendo perdón por sus pecados. Más tarde, cuando llegó la invasión romana y el río Limia (rio del Olvido) era el fin del mundo conocido, el general Recio Junio Bruto llegó con sus tropas al borde de la laguna y tuvo que hacer frente a un motín. Nadie quería cruzarla porque se creía que al otro lado del Limia se perdía la memoria. Lo resolvió pasando él primero y llamando desde la otra orilla por sus nombres a los jefes, para acreditar que conservaba la memoria. Finalmente, por allí anduvo el rey Arturo con sus tropas en busca del Santo Grial, pero un encantamiento transformó a los soldados en mosquitos. LLegiu-ne més »