Corrían los años ochenta, tiempos difíciles para muchos pero felices y lucrativos para otros. Colgados de unas simples cuerdas y abordando con sus pequeños botes de goma las costas de Gata, unos pocos humanos intentan defender mi integridad.
Llegaron los poderosos con sus intereses e imposiciones y con nocturnidad y alevosía, sin piedad, comenzaron a desmembrar mi bonito perfil. Destriparon mi cuerpo y colocaron en su lugar un monstruoso edificio, feo, frío y gigantesco. Allí se podría jugar, beber y probablemente después de alguna borrachera se produciría la violación más salvaje a la naturaleza, llegaría la suciedad y la degradación del medio ambiente, asfixiándome.
La lucha de unos pocos pudo parar la aberración urbanística de otros y durante años ahí me tienen mutilada, enferma, con un tumor que nadie es capaz de extirpar. No crece pero nadie se decide a sacarlo y yo no lo puedo entender, porque hay motivos suficientes para hacerlo.
No quiero que nadie me costee una cirugía estética, solo quiero que me devuelvan mi perfil, mi libertad, que no se paseen por mi cuerpo, desnudo, vulnerable, esos que se creen dueños de todo. Deseo que sean todos y cada uno de los ciudadanos los que puedan disfrutar de mis atributos, de mi belleza, sin cementos, tochos, ni ascensores que hagan ruido y alteren el descanso de los que reposan en mis arenas, dejando que ese rayo de sol caliente sus cuerpos y pigmente su piel.
Sólo pido justicia y que lo que es de todos vuelva a ser de todos, y que no se lo queden unos cuantos engordando así conmigo sus bolsillos y sus espantosas barrigas.
La espera me deprime aunque me consuela saber que hay generosos que no me olvidan, que siguen colgando en esa espantosa construcción carteles de lucha y reivindicación. Confío que sirva para hurgar en la conciencia de algunos y cesen en su intención de convertirme en lo que no soy.
Que nunca se terminen las obras de ese monstruoso hotel, deseo volver a ser lo que fui, un precioso parque natural.
Magui Turnes
Vaig conèixer aquest lloc allà per els anys seixanta i sis, era un lloc paradisíac, de infinita bellesa. Vaig tornar cap finals dels noranta, i en van entrar ganes de plorar.
Recordo molt una cita de Josep Maria Espinàs que diu:
— No tornes mai a un lloc que vas visitar fa vint anys perquè no el coneixeràs –
Que cierto y que triste, así son algunos humanos de egoístas que por dinero venden la belleza y me atrevo a decir que son capaces de vender a su madre
Un abrazo aferran
El paisaje de todas costas de la Peninsula está degradado y super explotado. ¿Que me dices de nuestra tierra sin ir más lejos? En aquellas playas solitarias ahora no puedes poner ni la toalla.
¿Que me dices de Santiago? A veces para caminar por la plaza del Obradoiro tienes que ir dando codazos… ¡Que pena!
Totalmente de acuerdo Mª Jesús los calificativos más adecuado es pena y lástima
Un besado