Mi prima Vera
Ha llegado mi prima Vera y como cada año su llegada es una explosión de luz y color. Poco a poco el gris mortecino va desapareciendo de mi vida. Se corren las cortinas y se abren puertas y ventanas para renovar los efluvios invernales.
La piel descamada y gris del invierno, asoma tímidamente por debajo de las mangas del jersey fino de temporada, estrenado -siguiendo la vieja tradición- un domingo de ramos. Las piernas blanquecinas se estremecen de placer al sentir los rayos de sol sobre la epidermis. Las pupilas se dilatan y la luz bombardea la retina de figuras y colores.
Dejamos que el tiempo se tome su tiempo, lentamente, sin prisas, pausadamente, suavemente, mi prima Vera y yo nos apoderamos nuevamente de las calles y los lugares amados.
Mi prima Vera ha llegado!
Rosa Carrillo