Mi abuelo que se podría decir que era Juanito el Fantástico, siempre me contaba mil historias, para tenerme entretenida. La primera vez que me hablo de un lago, fue del lago de Puigcerdà, población en la que estuvo haciendo la mili, después de finalizada la guerra civil. Explicaba, que el lago, es un estanque artificial, situado en la comarca de la Baja Cerdaña en la provincia de Gerona. Según explicaba mi abuelo, la construcción del lago era muy antigua y el suministro del agua proviene del rio Querol que es llevada hasta Puigcerdà a través de una acequia artificial y de numerosos canales que desembocan en el lago. Cada veinticinco años el estanque debe vaciarse para extraer los lodos y los sedimentos que se depositan en su fondo. El pudo comprobar lo que había en el fondo del lago.
Como había trabajado en las cocinas del Hotel Ritz de Barcelona como pinche de cocina, lo destinaron de ayudante del coronel de la guarnición de Puigcerdà. Su trabajo consistía en recibir las ordenes de la esposa del coronel: llevarla de un lado para otro haciendo compras, encargos o visitas a sus amistades, pero básicamente su tarea principal era preparar las comidas del coronel y su familia. Para ello tenia carta blanca para moverse libremente por el pueblo y los alrededores, ya que el coronel le había otorgado un permiso especial para tal fin.
Cuando disponía de tiempo libre durante sus permisos, lo empleaba en ir a nadar al lago. Era un precioso lugar rodeado de montañas y con unas aguas oscuras que reflejaban como un espejo todo el paisaje que se encontraba a su alrededor. Su afición secreta era practicar la apnea, que consiste en bucear a pulmón libre. Debido a la oscuridad de las aguas siempre llevaba una linterna atada con una cuerda del cinturón militar con el que se sumergía. Un día durante una de sus inmersiones, le pareció ver un objeto extraño en el fondo, iluminado débilmente por el haz de luz de su linterna.
Aquello le dio más motivos para su incursiones acuáticas. Finalmente un día consiguió llegar hasta el objeto. Su mano toco una superficie metálica y lisa. Siguió aquella especie de esfera metálica, pero no pudo abarcar la totalidad de su perímetro. Sus pulmones estaban a punto de estallar.
Y a la mañana siguiente pidió permiso para dirigirse al coronel. Lo recibió en la pequeña salita que utilizaba como despacho y le hizo sentarse sin ningún formalismo militar. El abuelo Juanito le expuso con todo detalle lo que había descubierto y como había empleado sus horas de permiso para llegar hasta el fondo del lago. El coronel le dio las gracias por la información que le había facilitado y le expuso que se tomarían medidas al respecto para averiguar el origen y la procedencia de aquel objeto. Y así lo hizo. Ordeno vaciar el lago.
Tardaron varios días, pero finalmente se pudo distinguir un objeto de grandes dimensiones, depositado en el lecho de arena y lodo del lago. Todo el mundo se preguntaba que era aquello y sobre todo como había llegado hasta allí. Llegaron varios escuadrones para reforzar la pequeña guarnición y emplear personal especializado para acabar de limpiar aquel extraño objeto. Cuando finalmente se pudo distinguir en su totalidad descubrieron que era un platillo volante.
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¿Pero abuelo, como puede ir a parar un platillo volante en medio de un lago? ¿Y pudieron ver lo que había dentro? ¿Habían marcianos? Abuelo sigue explicándome que más viste.
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Otro día, que es hora de ir a la cama.
Rosa C.L
febrero 2023