Tengo el corazón partido
en dos rosas perfumadas
que me quitan el sentido.
Barcelona señorona,
¿que me diste de beber?,
que me alejo de tu vera
y solo pienso en volver.
Y tu, Sevilla,
que cabes en un pañuelo
y a los pies de la Giralda
se te ve tan chiquitilla
y albergas en tus entrañas
el Cristo del gran poder.
Si encontrándome en el cielo,
se me concediera,
el pedir algo especial
no pediría dinero…, ni brillantes
ni perlas…, ni alhajas de coral.
Pediría…solo…,
poderos a las dos juntar,
y pasear por las ramblas
y al rompeolas llegar
y en el mediterráneo,
ponerme un vestido largo,
azul…, como el de este mar,
con faralaes blancos,
como la cal…, pa encalar.
Y luego con cuatro brincos
hasta Triana…, pa bailar
y en un barquito velero,…,
por el Guadalquivir pasear,
pa revivir mis recuerdos,
y luego dejarlos volar.
¿¡De que y en que…, no quereros!?
¿¡como os puedo olvidar!?,
¡si en una, nació mi gente!,
¡y en la otra, descansa en paz!.
Joan Pijoan Rull
Comprenc molt bé el sentiment que expreses en aquesta poesia. Com tanta altre gent, les nostres arrels son una mica d’aqui i una mica d’allà. La diversitat de paisatges i costums que hem mamat fa que sentim el cor dividit. Som d’aquí però no nomès d’aquí.
Moltes gràcies Juan
Dos patrias, dos madres, a veces no se trata de escoger y dividir si no de compartir, lo que abunda no daña, y en la diversidad está la riqueza.
Enhorabuena Joan
Yo que soy gallega comparto y entiendo bien los sentimientos que también expresas en tu poema, aunque sea desde otro punto geográfico. Leyendo esos versos tan vibrantes me gustaría dedicarte un respetuoso ¡Ole!
Gracias por tu participación