Los primeros pasos hacia la sociedad informática estuvieron marcados por el telégrafo eléctrico, más tarde el teléfono, la radiotelefonía, la televisión, la telefonía móvil, internet, el GPS.
El gran salto de la informática lo supuso el desarrollo del microchip. El primer ordenador en 1.946 ocupaba una gran sala. Hoy, una calculadora científica de bolsillo es más potente que aquel primario artilugio. No nos ha quedado más remedio que prepararnos para subirnos al tren del desarrollo interactivo, siendo ya una herramienta indispensable para el conocimiento, la organización, la investigación, la comunicación y el desarrollo de las personas.
Los avances más espectaculares se han producido en el campo de la imagen electrónica.
El vídeo ha irrumpido en la sociedad actual a través de la mejora de procesos, la grabación de la imagen en una cinta magnética a través de unos cabezales se ha modificado mejorando a su vez los circuitos que tratan la señal y otros aspectos. La miniaturización ha supuesto el gran cambio que ha permitido introducir el vídeo en las familias y en los centros escolares.
Otro gran envite en el campo del desarrollo de la comunicación han sido los satélites y el cable de fibra óptica que acabaran de alborotar esta parcela. Los satélites están siendo utilizados desde hace tiempo. Los cables ópticos sustituyen a los metálicos que transmitían señales eléctricas. La Fibra transmite impulsos luminosos, aumenta la cantidad de la información por transmitir y disminuye las pérdidas. El cable ha permitido desarrollos educativos a través del videotexto, su desarrollo posibilita los sistemas de enseñanza abierta e invade los hogares con la plaga de la publicidad y la información extrema.
Como si de pronto todos nos hayamos convertido en hijos de un sofisticado padre al que no acabamos de reconocer. Sobre todo los que ya tenemos una edad. Un padre clasista dispuesto a dejar fuera de su amparo a los más mayores y a los escépticos en la materia. Vivimos dentro de una realidad virtual a la que nuevamente llaman progreso.
Carmen Gómez