Estupor e indignación es lo que me ha causado leer esta noticia en la prensa, aunque esta prensa sea “gratuita” y lo que ello conlleva, pues en muchas ocasiones “dudo” de que alguna de las noticias con la que nos da los buenos dias mientras nos desplazamos a nuestro lugar de trabajo o mientras nos tomamos un cafe con leche rapidamente antes de empezar la jornada, sean realmente fidedignas.
Le rebajan la pena por pegar a su mujer. La Audiencia Provincial de Girona ha rebajado la pena de seis meses de cárcel por violencia de género impuesta a un hombre al entender que pegó a su mujer por “motivos laborales”. Eran socios en la empresa y ella contrató a una trabajadora sin su consentimiento. El agresor solo tendrá que pagar una multa.
De seis meses de cárcel a pagar una multa. Y yo me pregunto, ¿qué clase de juez tiene que ser para dictar esta rebaja de la sentencia?. No se si es más criticable el hecho condenatorio o la resolución del juez. En primer lugar analizamos los hechos que ocasionaron la condena: pega a su mujer porque está ha decidido libremente y sin su consentimiento, contratar a una persona para el negocio que comparten como socios.
Aunque lo leo y releo, me sigue causando la misma indignación. Es como viajar en el tiempo y retroceder a una época no tan lejana desgraciadamente, donde la mujer tenía que solicitar el consentimiento del marido prácticamente para todo incluso hasta para respirar. Una época donde la desobediencia o desacato al marido se castigaba con una somanta de palos.
Pero si nos centramos en la figura del juez el viaje lo estamos haciendo a los tiempos de los romanos, cuando las leyes se impartían según el Derecho Romano sobre el que están todavía inspiradas muchas de las leyes con las que se nos gobierna.
Hay muchas personas y estamentos que nunca han oído hablar de la evolución, de la adaptación a los cambios, ni de que los derechos humanos son la mejor arma de la que disponemos para no tener que volver a las cavernas.
Rosa C.L.
Sembla mentida però per desgracia encara es donen casos con aquet. De debó que em fa mal adonar-me que encara hi ha gent que actua a la manera del temps de les cavernes, però el pitxor de tot son les fatidiques resolucions que prenen els que haurien d’impartir justicia.
Lo que tantas veces comentamos y compartimos estamos sufriendo una involución que da miedo.