Así lo llaman. Y todo el mundo quiere ir a ese mágico lugar que pocos tienen la suerte de ver en su vida. Dicen que en ese bosque, en las noches de luna llena, ocurren cosas extrañas. Tan extrañas como maravillosas.
Todo comenzó un día de tormenta. Las nubes negras taparon la luz que había iluminado hasta entonces el arbolado y la luna permanecía impasible observando la escena desde su plácido lugar en el cielo. Se desataron furiosas tormentas, con gran cantidad de rayos y truenos que cruzaban rabiosos la atmósfera de un lado a otro. Todos los seres del bosque se refugiaron atemorizados donde pudieron, en los troncos de los árboles, en las cuevas, en los huecos de las piedras…
Pronto el agua cayó como nunca antes y subió a cotas jamás alcanzadas, formando un pantano acordonado por las colinas que circundaban el bosque. Y sucedió. El agua caída que ahogaba todo el espacio, se llenó de una luz intensa, procedente de algún punto de la luna, traspasó el tronco leñoso de los árboles y tiñó de un verde fosforescente la savia que circulaba por el bosque. Cuando las aguas volvieron a su cauce, y fue reabsorbido el exceso de líquido, comenzaron a suceder los hechos inexplicables. En su interior todo ser vivo sólo crecía y se reproducía en las noches de luna llena. La vida, la calma y la serenidad se extendían por todo su espacio. LLegiu-ne més »