Habla de Paraguay como de una patria lejana a la que ya no pertenece y a la que no tiene intención de regresar. Desde el espejo observa mi expresión de sorpresa ante su comentario, mientras me peina, con gesto firme dice: Uno no es de donde nace sino de donde puede ganarse la vida.
Con tono de reproche contenido me explica la decepción que siente ante la visión que tienen los españoles sobre la emigración: No venimos por gusto sino por desesperación. En mi país si no tienes dinero los médicos no te atienden ni puedes comprar medicamentos. Sigue imperando un machismo que anula totalmente a las mujeres de las clases más humildes, se casan con ellas cuando apenas tienen 16 años, cuando les han hecho cuatro o cinco barrigas y las ven estropeadas las dejan con toda la chiquillería marchando en busca de otras más jóvenes. Es fácil ver a niños vagabundeando por las calles sin escolarizar, dedicándose a cometer pequeños delitos.
Me cuenta que ante el progresivo empobrecimiento de su país y la falta de perspectivas laborales para los jóvenes, con 24 años tomó la decisión de emigrar a Europa con la intención de cumplir un sueño, abrir un salón de peluquería y estética. Cuando llegó a Barcelona, en el año 2005, no tardó en comprobar que “el milagro económico español” era una quimera que hacia aguas por todas partes. Sus ilusiones se desmoronaban a medida que escuchaba el desorbitado precio de los alquileres para los locales más humildes, dispuesta a ejercer su profesión buscó trabajo como peluquera o como auxiliar de peluquería, pero el mercado estaba tan saturado que después de recorrer infinidad de salones en todos los barrios de la Ciudad se vio obligada a aplazar su proyecto sin darse por vencida.
Consiguió colocarse como asistenta en diferentes casas, cuidando a ancianas, haciendo de canguro los fines de semana, aprovechando cualquier faena por modesta que fuese con la intención de ahorrar hasta el último céntimo, todos los esfuerzos eran pequeños con tal de alcanzar su meta. Tras cuatro años de vida casi monacal compartiendo apartamento con “unos parientes” y aprendiendo a vivir solo con lo imprescindible, su sueño se convirtió en realidad. En el barrio del Clot se traspasaba una peluquería, Merry pago al contado el monto del traspaso sintiéndose la mujer más feliz del mundo.
Le faltó tiempo para imprimir un toque personal a “su negocio” con un innovador cartel sobre la entrada en el cual anunciaba con grandes letras el nombre que durante tantos años tenía pensado para el mágico momento en que su sueño se convirtiera en realidad: Peluquería Elegance. Aprovecho la decoración ya existente cambiando solo el color de las paredes, colocó tras la cristalera del local un gran centro de vidrio en el que se mezclan cañas, juncos y flores secas, intentando dar al conjunto un aire nuevo, más acogedor. Después se enfrentó a un nuevo y difícil reto, conseguir clientes, los tres primeros meses no entraba “ni un perro ciego” en su salón, desesperada decidió ganarse a los jubilados del barrio reduciendo los precios al mínimo, un cartel puesto en el escaparate anunciaba: Lavar, cortar y peinar señoras de tercera edad 8 euros, corte de pelo caballeros 5 euros. Así fue como poco a poco fue ganándose a los vecinos, que no solo ven en ella a la peluquera, sino a la joven que escucha las historias de su juventud con más respeto que sus propios nietos. Con sonrisa triunfal sentencia: Querer es poder, nadie sabe lo que he luchado para llegar hasta aquí, pero lo he conseguido sin ayuda de nadie, yo sola, ese es mi mayor triunfo.
Mª Jesús Mandianes
Una historia con la que comparto muchas cosas. Muy emotiva!
Gracias Sol. Escuchar la historia de las mujeres emigrantes ha supuesto para mi acercarme a la realidad de unas luchadoras por las que cada vez siento más respeto.
En una sola mujer, en una sola historia, un puñado de emociones y valentía que pasan desapercibidas ante la indiferencia.
Me gustó mucho…Fantástica
Tienes toda la razón Amanda, el barrio esta lleno de mujeres luchadoras como esta, cuyas historias pasan desapercibidas ante la indiferencia de todos. Me ha encantado conocerte.
Gracias por comentar y saludos.