La tienda de golosinas se ha convertido en un espeso manto verde donde los perros defecan y la gente pisa por donde antes crecía la vida, las historias de sueños y las dificultades humanas.
Vivo delante de mi barrio inexistente. Aquel que olía a café, a pescadito frito y a sopa de caldo recién hecha. El de la ayuda solidaria y las miradas encendidas. Aquel en el que los niños inventábamos juegos con cajas de cartón y carreras de chapas mezclando las gomas, la charranca o el pica pared.
Hoy me siento en lo que fue mi casa para seguir escuchando el zumbido del tren en la añoranza de mis recuerdos; aquellos que me han ayudado a construir a la mujer que soy y que cobijan a la niña que duerme en mi. Seguir leyendo
Bravo Amiga mia. Me emociona tu relato y la mujer en la que te has convertido a pesar del contexto que tu misma describes. Eso dice mucho de nuestra generación y desdice a los que achacan al ambiente de los jóvenes, que éstos acaben por el mal camino.
Gracias amiga me alegra que mi relato te guste y eso me ayuda a seguir con este proyecto de transmitir lo que hemos vivido, lo peor de la memoria histórica y de los barrios es no acordarse de ella. Creo que el ser humano no debería olvidarse nunca de donde viene. Con respecto a lo que comentas de las generaciones, cada una tuvo y tendrá lo suyo.
Un abrazo, y gracias de nuevo.
Hola, soy maestra de la escuela La Pau. Estamos haciendo (la clase de 6º) un documental sobre el barrio de la Perona y nos gustaría mucho que vinieras a explicarnos tus experiencias y form aras parte de nuestro documental.
También te pido permiso para utilizar el texto del libro con mis alumnos. Por favor, respondeme al correo por favor, o llama al teléfono de la escuela (933136239) y pregunta por Pili de 6ª
Muchas gracias