Alzheimer, ladrona sutil que escondes en una esquina la disimulada zanja donde, poco a poco, vas depositando el botín de tu terrible fechoría. Has conseguido que tu nombre se encuentre entre los peores azotes que hieren más profundamente. Eres mucho más que osada, porqué te atreves a apropiarte impunemente de las mejores perlas que poseen los hombres
A semejanza de otras enfermedades, también tú te has convertido en una profesional del camuflaje. En tu primera incursión adoptas la estudiada habilidad de avanzar despacito, sin hacer ruido, casi de puntillas, consiguiendo así que apenas se noten las huellas que dejan tus pisadas.
Más tarde apareces sin aparecer de una manera clara, hasta que un día la sombra de tu presencia hace evidente que ya conseguiste apoderarte de una parte del tesoro que no te pertenece
Alzheimer, eres más que terrible por atreverte a robar la memoria de tu víctima y con ella sus más queridos recuerdos. Eres cruel, porque la despojas del más elemental sentido de orientación, lo que le provoca inseguridad, pánico, desconfianza y una gran irritabilidad. Haces que confunda nombres, lugares y tiempo, que olvide que ya comió y que sus noches queden reducidas a un sufrido duermevela.
Son demasiadas ya las veces que has conseguido avanzar impasible hasta conseguir arrancar a tu victima indefensa aquello que forma parte de su humanidad, la capacidad de razonar y su dignidad, para acabar luego sumergiéndola en un abismo de locura.
Te lo advierto Alzheimer, tu tiempo de maldad está llegando a su fin. Perecerás sin remedio porque la decisión de acabar contigo ya está tomada. Será una dura batalla, pero no dudes de la importancia de nuestras fuerzas porque lucharemos sin descanso hasta conseguir aniquilar tu poder. Decididamente la victoria será nuestra.
PILAR ZABALA