
Isadora Duncan (1877- 1927), bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna. Su innovadora técnica en la ejecución se caracterizó por movimientos libres, fluidos y cargados de pasión, dando fin a la rigidez del ballet clásico.
Isadora Duncan, desarrolló una inclinación temprana hacia el baile. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: «Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas…». A los once años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York. Supo explotar la capacidad de las nuevas tecnologías, al bailar en una nube de seda iluminada por los nuevos sistemas eléctricos de la iluminación teatral. Utilizó los ideales del antiguo arte griego para inspirar formas más naturales de danza, utilizando el cuerpo humano como un instrumento de expresión emocional. Su vida y su muerte hicieron de Isadora una figura mística de la danza.
Fue una mujer inspiradora que reinventó la danza clásica, una mujer libre, transgresora y que transmitía con el movimiento, pasión y belleza, pero también seguridad, fuerza, energía y cambio. Fue una mujer inquieta, curiosa, observadora, inteligente. Pasó su infancia junto al mar y el movimiento de las olas fue impregnando su alma. A veces suave, a veces violento, pero siempre rítmico. Más adelante, se dedico a pasear durante horas por el British Museum, recogiendo la esencia de la cultura clásica. Juntando las olas del mar, con la antigua Grecia y con sus conocimientos de ballet clásico, Isadora decidió dar una nueva expresión a la danza, convirtiéndose en un icono. Con un estilo libre de artificios, más natural, más salvaje, más expresivo, però que no logro complacer a todos por igual, ya que tambien tuvo a sus detractores.
El mito se fue forjando a lo largo de toda una vida rompiendo las reglas, no solo en su profesión, sino también en su vida privada. Su carácter libre no se amoldaba a las convenciones sociales y decidió que se merecía vivir como ella quisiera. Amantes de ambos sexos, relaciones tormentosas y maternidad en solitario eran verdaderos escándalos para aquella época, pero que contribuyeron a dibujar el mito de Isadora Duncan. LLegiu-ne més »