En un país extranjero un bolso se perdió.
De la moto donde lo habían sujetado, cayó.
Y la dueña, ni se enteró.
Un joven doncel, de la calle lo recogió.
Miró y remiró y a su dueña no vió.
Y pensó.
Al cuartelillo que me voy.
Y allí, lo rodearon los municipales.
Y sobre una mesa lo depositaron.
Y con caras de asombro lo examinaron.
¿Tenían miedo de que acaso explotase?
Por fin lo abrieron y su interior vieron.
Documentos y dinero hallaron.
¡Luego, un robo no fue!.
Luego fue un despiste al caer.
Las gracias al joven doncel le dan
Por su honradez y celeridad
Pero antes fichado lo han
Por si la dueña lo quiere recompensar.
Y el bolso aquella noche durmió en la prisión, hasta que la dueña fue y lo rescato.
Rosa C.L.
Mucha suerte tuvo la dueña del bolso que un joven doncel lo entregase en comisaria. No existen muchos donceles dispuestos a pasar horas en comisaria dando detalles i firmando papeles, i menos aún sin apoderarse del contenido encontrado. Tu poesia es muy esplícita Rosa, te felicito a ti i al doncel.
Gracies Pili i de part del “joven doncel” un besico
No vaig tindre tanta sort jo. Ben segur no va passar cap jove donzell i en vaig quedar amb tres pams de nas.
Es clar que el jove del teu poema va succeir a l’estranger, el meu cas va ser ací, al nostre ben volgut – Pais –
Una historieta bonica
Cordialment — Ferran –